Queridos Cofrades:
En vísperas de la Pascua -la fiesta de la vida para Jesús, aunque sea a través de su muerte también nosotros sentimos la llamada a la vida.
No son momentos buenos, es cierto. Desde que este maldito covid-19 ha irrumpido en medio de nuestra historia, de nuestro mundo se han trastocado ritmo, planes, proyectos, tiempos… Han surgido miedos, temores, inseguridades… Nos descubrimos envueltos en enfermedades y muertes. Privados de libertad física, de movimiento, confinados entre cuatro paredes nos vemos obligados a vernos todos los días los mismos o, peor, a vernos solo a nosotros mismos. Esto sí que es Cuaresma, tiempo de desierto, cuando nos enfrentamos a nuestra propia realidad, donde podemos encontrarnos con Dios y, cara a cara con Él, experimentando nuestra fragilidad y pobreza sentir la necesidad de abrir la vida, la existencia a otras reglas y razones, a otros principios, valores y motivos con los que y por los que vivir, que nos permitan, en tiempos de crisis, poder permanecer alegres, firmes, seguros.
Sí. En nuestra vida conocemos la crisis porque no hemos tenido éxito en lo que emprendemos, porque sufrimos por la situación de las personas queridas o de nuestro pueblo, porque nos fallan o nos traicionan los amigos, porque nos cuesta luchar contra el desaliento, el mal y las injusticias… Tal vez más de uno, ahora creo que todos, está viviendo una etapa dramática en su vida.
La Semana Santa, la Pascua nos invita, nos llama, nos abre a no perder la confianza en Dios, a decir con sinceridad “en el peligro invoqué al Señor, y me escuchó… yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, mi roca, mi libertador… desde su templo él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos” (Salmo 17).
Esta es mi humilde invitación para estos días. Reafirmar nuestra confianza en el Dios que nos salva, en el Dios que nos amó hasta el extremo de llevar a la Pasión y Muerte, a la Cruz a su Hijo único, Jesucristo. Un amor que, decía en el Libro de Fiestas, ha de ser acogido, celebrado y manifestado. Acoge el amor de Dios en tu vida, siéntete amado, perdonado, privilegiado. Ama a los tuyos, perdona las ofensas, empéñate en ser feliz y en hacer felices a los demás; celebra la Semana uniéndote a una de las muchas celebraciones que los medios de comunicación te ofrecen; manifiesta con tu sonrisa, con un corazón alegre y libre de rencores que, unido en el dolor y en el triunfo de Cristo, en su cruz y en su resurrección, no temes a la muerte, a ninguna muerte porque con Él has pasado a la vida.
No estéis tristes. La imposibilidad de vivir en plenitud esta semana, estas fiestas, nuestras fiestas como hasta ahora lo habíamos hecho, hará posible que deseemos apasionadamente que lleguen las próximas con un sincero compromiso de vivirlas, como lo que son, únicas.
Desde lo más profundo de mi corazón, elevando al Señor mi oración por cada uno de vosotros, por vuestras queridas familias, con mi agradecimiento sincero al Clavario D. Hugo Chordá y sus Mayorales, al Sr. Presidente y miembros de la Junta Directiva, a nuestras
Autoridades y a todos los que, año tras año, hacéis posible nuestra Fiesta…os bendigo.
Víctor Camilo Bardisa Bito
Prior
PURÍSSIMA SANG DE JESCUCRIST